El memorial es un deber de Estado, que nos remite al pasado histórico trasladándolo a nuestros días y sirve para construir el futuro de víctimas y de sus victimarios.
El Estado tiene ese deber para con el derecho de las víctimas que sean reconocidas y honradas. Este país nuestro, de frágil democracia, debe resquebrajar las losas del silencio y de premeditado olvido de estos 80 años de historia violenta en que nos sumieron el golpe de Estado, la guerra de España, el exilio y deportación de españoles, la dictadura, la transición y la democracia.
Al erigir memoriales
se restituye la memoria democrática a la sociedad entera, y observamos como el reclamo de las víctimas y de los distintos grupos memorialistas es cada vez más potente. Estos memoriales pueden ser el primer paso para reparar el daño, la impunidad, que lleva implícito el hecho de que hubo violencia . El memorial es el rostro visible, es la memoria física, dedicado a las víctimas y familiares.
Hay que recordar para reparar. Como bien se sabe, existe
una obligación jurídica internacional de informar, atender, aplicar leyes protectoras y reparadoras a los familiares de las víctimas y a la sociedad en su conjunto, por lo que en verdad ocurrió. Además la memoria democrática es un derecho que debe permitir debatir el proceso congelado del reconocimiento de las víctimas, la condena del franquismo, la derogación de la Ley de Amnistía para el fin de la impunidad.
Pero a las autoridades y administraciones españolas les cuesta potenciar y desarrollar sensibilidades hacia los que han sido y siguen siendo víctimas olvidadas. Nuestras historias las vamos desvelando, las víctimas y familiares, apoyadas por historiadores, por periodistas y por distintas asociaciones memorialistas; abogados que nos representan... A todos ellos, nuestro agradecimiento
El memorial señala la existencia de un derecho civil a acceder y reinterpretar el patrimonio histórico que conforman las luchas y sacrificios de las víctimas. Es
el rechazo al olvido y a la impunidad, repito, de los verdugos. Nuestro país tiene que comprender que la memoria debe ser un derecho constituyente bajo la responsabilidad de las distintas administraciones del Estado, porque ellas –las administraciones– son las que deben de garantizar el ejercicio de ese derecho y posibilitar los medios para disfrutarlo.
Como vemos memoria y memoriales van unidos de la mano.
Oradour, declaradoaCiudad Mártir, honra también a los españoles víctimas de la masacre realizada por los nazis en junio 1944.
Junto al memorial tendremos que compaginar la utilización de recursos didácticos para la creación de una conciencia ciudadana de los valores democráticos de los que soportaron el yugo de la represión franquista. La necesidad de dedicar memoriales a todas las víctimas del franquismo es un deber democrático y de justicia. El olvido es
una vergüenza nacional y un desprecio de los mandatarios a las víctimas. Es patentar oficialmente, el negacionismo y posicionarse junto a los verdugos –muchos de ellos conocidos–, bien sea para ocultar parentesco o por empatía con ellos. Y ¡Nada más lejos que suscritos a los Derechos Humanos!
Un memorial debe ser una advertencia para el presente. El memorial es el medio necesario para que no vuelva a repetirse el genocidio español. Tiene que ser la interrogante que se queda en el aire –el para qué didáctico–. El memorial es el elemento ante el cual el familiar expresa su duelo. Su duelo congelado, mientras espera que se haga Justicia... pues
el olvido es la gangrena de la democracia.
Un memorial debe unir lo físico, lo emocional con el homenaje. Este debe de conducir, abocar y ayudar a la reflexión de lo que fue la verdad. Se necesitan espacios de conocimiento y reconocimiento de nuestra historia reciente.
Para las víctimas y familiares, el memorial será un bálsamo. Deben de señalar el duro camino que sufrieron los vencidos por un golpe militar, por una dictadura; que no haga sentir el dolor, el frío de la Muerte, la desesperación. Todo memorial debe rendir homenaje a los que lo dieron todo.
No puede ser que murieran por nada. Tiene que ser un lugar sagrado. Importante es que sea erigido por artistas plásticos familiares de Víctimas.
El holocausto español es el genocidio olvidado. Por esta razón se justifican nuestras peticiones, y
a este Ayuntamiento le corresponde el honor de conceder ese desagravio a sus ciudadanos olvidados. Con ello reportará reparación.
En todo el mundo, en distintas provincias, proliferan los memoriales,
menos en Madrid, que le niega el homenaje a las victimas del franquismo. No queremos que nos conviertan en las víctimas del olvido democrático. Nuestros traumas colectivos siguen a flor de piel. 80 años después ya es hora de que las distintas administraciones salden sus deudas, solo así empezará nuestro duelo. Los memoriales serán un escalón, un paso más, en estos casos simbólicos, para corregir errores, reconocer a las víctimas, condenar esa larga dictadura y proclamar relatos históricos de las víctimas y no de los dominadores victoriosos.
Las víctimas, los familiares, las asociaciones se hacen presentes y toman la voz, cada vez con más frecuencia, en distintos foros internacionales, instituciones trasnacionales, una justicia argentina que ampara a víctimas, relatores o grupos de trabajo de la ONU que se desplazan a España para escuchar, elaborar informes nada favorecedores al gobierno y al Estado, y que cuestionan la justicia y democracia españolas. ¡Qué vergüenza! La memoria histórica debe ser un valor europeo, pues está entretejida con otros países, pero como se ve nos falla lo local, lo regional y lo nacional.
Memorial dedicado a los "186 Escalones de la Muerte" de Mauthausen, en París.
A los hijos de estas víctimas directas, hijos y testigos de represiones mil, nos educaron en el deseo de justicia, al sufrir nuestros seres queridos, los abusos del pasado y el desprecio del presente. No queremos venganza. Pues como bien dice Ana Messuti, abogada de la Querella Argentina: "Si buscan Justicia, es que no buscan venganza". No somos resentidos. Somos simplemente víctimas que deseamos:
verdad, justicia y reparación tras muchos años de indiferencia.
Conminamos y exigimos, al cabo de 80 años ya, memoriales por el respeto hacia estas víctimas y familiares y la garantía por parte de este país, del Estado, de unos Derechos Humanos de los que nosotros nunca gozamos ¡Ya es hora! A este Ayuntamiento le toca ser democrático. Y que se cumpla el grito de los deportados españoles en Mauthausen; ¡Nunca más! Ese fue el primer grito desgarrado para que nuestra ciudad sea garante de que hechos tan lamentables no se repitan, como desea también la ONU a la que este país suscribe. Que efectivamente la Alcaldía de la verdad, justicia y reparación y de los Derechos Humanos.
Estos homenajes frente a los memoriales tendrán que contar con representantes administrativos, políticos y del mundo de la cultura. Es decir: tendrán que ser institucionalizados, como en otros países. La demanda ha aumentado de forma espectacular, sobre todo si las víctimas no han sido reparadas o lo son muy tardíamente.
En este Madrid, crisol de culturas, capital de España, con su escandalosa desmemoria,
no posee ni un solo memorial dedicado a las víctimas del franquismo. Este mes de julio, aniversario del golpe de Estado, unas pocas asociaciones honraron a nonagenarios sobrevivientes. Hubo silencio institucional, sólo acudió un concejal de Madrid –hecho que le honra–, no hubo ningún miembro de la CAM, ni representantes políticos invitados. Ni del Comisionado... Muchos ancianos no pudieron acudir, por fragilidad, por su avanzada edad, algunos habían fallecido recientemente en silencio... ¡Qué pena!¡Qué vergüenza! ¡Qué solas estamos las víctimas del franquismo!
Por ello, la Coordinadora de la Memoria Histórica y Democrática de Madrid r
eivindica varios memoriales:
- Memorial a los militares y soldados que defendieron Madrid, en una plaza de Madrid , lo suficientemente visible. A Gles. Miaja, Rojo, Lister,; Durruti, soldados y brigadistas... El Memorial al Soldado Republicano no nos vale. ¡Así, anónimo! Para evitar compromisos... Pero, nuestros militares y soldados milicianos que defendieron la Democracia, tienen nombres y apellidos. No nos los hagan anónimos. Lo que molesta no debe ocultarse.
- Declaración de Madrid Ciudad Mártir, por ser desgraciadamente la primera ciudad en ser bombardeada por el fascionazismo. Queremos que se haga como en Francia, Grecia, Italia, Inglaterra... La Unesco tiene información sobre ello. El alcalde de Oradour y sus ciudadanos reivindican anualmente actividades y distintos planteamientos al Estado francés para perpetuar la memoria de esa masacre que sufrió el pueblo, a manos de los nazis. Nosotros debemos de recordar ese sufrimiento, esa destrucción que tuvo nuestra ciudad, esa Universidad Complutense que se perdió antes de inaugurarla, esas vidas humanas de civiles indefensos... Por ese Madrid, que admiró al mundo con el "No pasarán". Por esos casi tres años de gloriosa resistencia.
- Con los familiares de fusilados del Cementerio del Este, mover la construcción del memorial a ejemplo de otras ciudades. Hay que mantener que cualquier obra memorialista que sea diseñada, erigida, elaborada lo sea por artistas familiares de las víctimas del franquismo. Hay un grupo de artístas plásticos que están muy motivados como son: Carmen Pagés, su marido el académico Manuel Alcorlo –dibuja como Rafael–, Rufino de Mingo, Ángel Aragonés y otros.
- Memorial que recuerde a los niños y mujeres que fueron víctimas inocentes de los bombardeos fascistas, de Argüelles, Gran Vía, en los barrios populares de Madrid (Lavapiés, Latina...).
- Por lo que perdió España con el Exilio y por el horror de sus deportados que son grandes olvidados. Honrados en el extranjero. Porque los españoles republicanos fueron héroes allá donde estuvieron. Pero, olvidados aquí... Y se van muriendo...
Los ojos se quedan enganchados, el aliento retenido, el corazón en un puño al recorrer parques de la memoria como el de Buenos Aires o el de Saturgada en Navarra...
Madrid necesita un parque completo dedicado a sus desaparecidos, a sus fusilados, a sus deportados, a sus presos torturados, a sus valientes guerrilleros, a sus bebés robados, a sus trabajadores esclavos, a sus exiliados, a sus niños de Hogares de Auxilio Social o preventorios, a sus maestros ejecutados, a sus expoliados, a sus represaliados, por la cultura que perdimos; a sus...
A la Villa de Madrid: ¡Se nos deben unos memoriales para llorar y honrar a los nuestros!