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viernes, 16 de agosto de 2013

Fallece Gervasio Puerta, el alma de la lucha antifranquista

Ocupaba la presidencia de honor de la Asociación de ex Presos y Represaliados Políticos Antifranquistas. Batalló en la Guerra Civil española, en la II Guerra Mundial y dedicó su vida a la lucha antifranquista en defensa de la democracia

El incansable luchador antifranquista Gervasio Puerta García (Milagros, 1921), alias "el Rubio", falleció ayer jueves 15 de agosto a los 92 años de edad. Agotado tras una larga lucha contra el cáncer, su cuerpo dijo basta en la mañana del jueves. En su honor, tal y como él deseó, no habrá ninguna ceremonia, entierro o crematorio, y su cuerpo ya ha sido entregado a la Universidad Complutense de Madrid para su estudio por la ciencia.

"Toda su vida ha sido una oda a la lucha. Nunca ha dejado de luchar por lo que creía. Se enfrentó al franquismo y hasta sus últimos días batalló por una democracia más justa y real. Su muerte nos ha dejado huérfanos a todos los demás", señala a Público Manuel Gambín, compañero y amigo de Gervasio, que actualmente ocupaba el cargo de presidente de honor de la Asociación de ex Presos y Represaliados Políticos Antifranquistas, donde también fue presidente durante más de 20 años.

La vida y la trayectoria de Gervasio están unidas de manera indisoluble a la lucha antifranquista y a la democracia. El poeta Marcos Ana, su amigo, dijo de Puerta que "su vida está jalonada por una riqueza vital en defensa de los valores de la libertad". Luis Pérez, actual presidente de la asociación de ex presos, lo califica de "hombre imprescindible", porque ha trabajado sin cesar "todos los días de su vida".

Contra Franco y contra Hitler
Con tan sólo 15 años y falseando su edad, Gervasio Puerta se alistó en el ejército republicanopara luchar contra el ejército golpista en defensa de la República. Con apenas 17 años, ya era teniente. "Durante la Guerra Civil, Gervasio perdió a casi toda su familia, incluido su padre, y a sus mejores amigos", recuerda Luis Pérez.

Con el ejército republicano en retirada, Gervasio cruzó la frontera francesa y fue recluido en loscampos de concentración de españoles en Francia de Argelés-sur-mer, Saint Ciprién y Barcarés. La experiencia de la derrota, sin embargo, no calmó sus ganas de luchar. Cuando estalló la II Guerra Mundial, Gervasio se unió al ejército francés para luchar contra las tropas alemanas de Adolf Hitler a la vez que continuó organizando un ejército de españoles que pudiera derrocar la dictadura de Francisco Franco desde los Pirineos.

En mayo de 1943, enrolado en las filas del PCE, Gervasio Puerta regresó de manera clandestina a España para reorganizar la resistencia desde dentro. Sin embargo, fue detenido por la Policía Político y Social de la dictadura y fue encarcelado entre 1946 a 1450, y una vez más en 1961 hasta 1965. Durante su tiempo de recluso pasó por las cárceles de Sevilla, Burgos y Carabanchel.

Su labor en prisión fue imprescindible para el resto de compañeros que le acompañaban. "Conocí a Gervasio en el penal de Burgos. Allí estuvo llevando un trabajo muy comprometido. Se encargaba de recibir información del exterior y trasladarla al resto de compañeros y al contrario, enviaba mensajes al exterior sobre las condiciones del penal a través de hojas de fumar", recuerda para Público Manuel Gambín.
Lucha por la memoria

Ya en la precaria democracia, Gervasio participó con la Asociación de ex Presos y Represaliados Políticos Antifranquistas, de la que fue presidente durante 20 años y ocupó la presidencia de honor hasta su muerte. También colaboró en la formación de la Asociación de las Brigadas Internacionales en 1990 y posteriormente, en 1995, de la AABI, de la que fue vice-presidente.

En 2011, Gervasio dejó constancia de su vida en una autobiografía titulada Palomas tras las rejas, donde narró sus vivencias personales como activista, miliciano, encarcelado, represaliado y exiliado, así como de episodios clave de la historia de España como la Ley de Amnistía del 77 o la evolución de la precaria democracia.


Durante sus últimos años de vida su batalla se centró en el reconocimiento público de la memoria de todos aquellos y aquellas que fueron encarcelados por sus ideas políticas durante el franquismo. En una entrevista concedida a Público en 2011 , se mostró partidario de buscar a los"asesinos fascistas" que aún siguen vivos y de restaurar la memoria de todos aquellos republicanos que, a día de hoy, siguen enterrados bajo cualquier cuneta del Estado español.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El primer caso español de bebés robados llega al Tribunal de Estrasburgo


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Carmen Torres y Micaela Alcántara, madre y hermana del bebé desaparecido en 1964. /GARCÍA-SANTOS
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo tiene sobre su mesa el primer caso por robo de bebés en España. Una familia de Málaga ha recurrido a este organismo seis meses después de que el Tribunal Constitucional español rechazara el caso. “Nos agarramos a un clavo ardiendo, pero necesito saber si mi hermano está vivo”, dice Micaela Alcántara mientras repasa la documentación que conserva relacionada con su hermano menor.
La mujer, de 50 años y natural de Antequera (Málaga), lleva media vida pensando que no murió, y casi un lustro pidiendo en los juzgados que se investigue este asunto. El bebé nació el 12 de octubre de 1964 en el Hospital Civil de la capital malagueña. Pasados cuatro días, el personal sanitario se lo llevó con la excusa de que iban a bañarle y vestirle. Horas más tarde, le dijeron a su madre que había muerto. “No se lo quisieron enseñar y le dijeron que ellos se ocupaban de todo”, cuenta Alcántara.

"Nos agarramos a un clavo ardiendo", dice la hermana del desaparecido
En el parte de defunción del centro figuraba como causa de la muerte “debilidad congénita” —el bebé nació con labio leporino—. Sin embargo, las supuestas irregularidades en el papeleo posterior provocaron las sospechas de los padres. La denunciante asegura que en el registro del hospital se señala que su madre ingresó y salió de alta el mismo día “cuando, en realidad, estuvo cuatro ingresada”, y que en el Registro Civil figura que la defunción fue inscrita como “conocido de la familia” un empleado de una funeraria. “Ni mis padres tenían seguro de deceso ni tenían ningún conocido en una funeraria”, recalca Alcántara.
A esto se añade que su enterramiento no figura en los libros de registros del cementerio de San Rafael de Málaga, donde supuestamente fueron inhumados los restos del bebé.
La mujer recurrió ante el Tribunal Constitucional después de que la Audiencia Provincial de Málaga archivase su denuncia al considerar prescritos los hechos. El Constitucional tampoco admitió su recurso de amparo agarrándose a un formalismo. La resolución judicial explicaba que la demanda no cumplía con la “ineludible” exigencia de justificar expresamente la especial trascendencia constitucional del asunto. De este modo, no se llegó a pronunciar sobre el fondo de la cuestión, que es la prescripción que motivó el archivo de la investigación.
En el cementerio no figura la tumba que les dijeron que contenía los restos

Este caso es el primero que llega al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo e ilustra las dificultades con las que se encuentran familias que se creen víctimas del robo de bebés, fundamentalmente entre los años cincuenta y ochenta del siglo pasado.“La única esperanza que nos queda ya es que él —su hermano, que ahora tendría 48 años— se identifique con su defecto de salud y nos encuentre a nosotros”. Se refiere a la enfermedad congénita con la que nació su hermano.
El letrado de la familia y presidente de la Asociación SOS Bebés Robados, Enrique Vila, asegura que ningún tribunal, tampoco el Constitucional, ha entrado en el fondo del asunto. “Por eso alegamos ante el Europeo de Derechos Humanos la falta de recursos efectivos, la nula protección jurisdiccional de mi cliente y la falta de tutela judicial efectiva”, añade el abogado. En su opinión, el Estado español “debe actuar en un asunto tan grave como el de los bebés robados, y tiene que hacerlo a través de los tribunales para defender el derecho que tienen estas personas a unirse a sus familiares”.
La denuncia —presentada a finales de la semana pasada— reclama al Estado el pago de una indemnización de 15.000 euros anuales y otros mil euros diarios mientras los tribunales españoles no reabran el caso.
Las diferentes asociaciones de afectados por las adopciones irregulares tienen registrados unos 1.500 casos de supuestos bebés robados en toda España. Muchas de las denuncias presentadas están siendo investigadas en los juzgados.

Italia empieza a identificar a los autores de los bombardeos sobre Barcelona en el 38

Cadena Ser, - 14 agosto 2013
Podrien-investigar-els-bombardejos-l-aviacio-Mussolini-BarcelonaEl Ministerio de Defensa italiano ha sido el primero en poner manos a la obra
Las tareas para identificar los soldados pueden alargarse meses y luego se deberá comprobar si queda algún de vivo
MONTSE RIART 14-08-2013 -
El gobierno de Italia ya ha empezado a investigar qué pilotos y soldados formaban parte de las unidades de la aviación italiana que bombardear Barcelona durante la Guerra Civil. El episodio dejó un millar de muertos. Una asociación llevó el caso a los tribunales, convirtiéndose en la primera querella que se admite al Estado por crímenes de la Guerra Civil.
Según fuentes cercanas al caso consultadas por la SER, el Ministerio de Defensa italiano ha sido el primero en poner manos a la obra y a mediados de julio comunicó al juzgado de instrucción 28 de Barcelona que ya había comenzado a recopilar la identidad de todos los soldados, pilotos y personal de tierra que participaron en los bombardeos y que correspondían a las unidades que la aviación italiana tenía en una base de Mallorca.
Según estas mismas fuentes, el trabajo puede alargarse durante meses, ya que estas unidades tenían unos 6.000 efectivos.
Una vez se conozca la identidad de cada uno de los soldados comenzará la segunda fase del proceso y el Ministerio de Justicia italiano deberá certificar si alguno de estos hombres sigue vivo y podría responder a los Tribunales por estos hechos.
Los bombardeos de la aviación italiana se alargaron durante tres días y dejaron más de un millar de víctimas. La Audiencia de Barcelona calificó los hechos “como una de las páginas más negras” de nuestra historia.
De hecho, sobre este argumento, el Tribunal Provincial ordenó a la juez de instrucción que continuara adelante con la investigación, después de que ella la archivara, alegando que la mayoría de soldados que habían participado estarían muertos.
Si las autoridades italianas llegan a encontrar algún superviviente, el juzgado ofrecerá a los querellantes la posibilidad de seguir adelante con las acciones legales y ordenará nuevos informes de peritos e historiadores expertos sobre los hechos, tal y como le había ordenado la Audiencia.

domingo, 4 de agosto de 2013

Que Mi Nombre No Se Borre De La Historia

«Madre, madrecita, ten presente que muero por persona honrada»

Las violaciones o las descargas eléctricas en los pezones también estaban a la orden del día. Las que aún 
creían que su detención era una equivocación y que en unos días volverían a casa, comprendían, en medio de este almacén humano, que su final estaba cerca. Las más optimistas confiaban en que su petición de indulto fuese escuchada por Franco y que conmutase su pena de muerte por 30 años de cárcel. Ése era el camino para salvarse. 

El único contacto de las reclusas con el exterior en estas semanas o meses eran las escuetas visitas familiares y, sobre todo, la correspondencia. Una correspondencia que debía eludir los controles penitenciarios siendo escondida en los paquetes con ropa que entregaban a sus seres queridos. 

En esas cartas, las encarceladas hacían un ejercicio de autocontrol para no transmitir a sus familias todas las penurias que estaban viviendo. Así lo hacía Julia Conesa incluso un día antes de su fusilamiento, en su penúltimo contacto con su madre. A ella le decía: «Mamá, no pienses en nada, que todo se arreglará y pronto nos abrazaremos. Mira, yo río y canto y no pienso en nada». Sin embargo, dejaba entrever la angustiosa situación tan sólo unas lineas más abajo: «Mamá, necesito avales para que vayan junto con firmas de los vecinos y ve a ver a todas las personas que conozcas, pues es de mucha urgencia lo nuestro». Una petición de ayuda difícil de responder, pues en esos tiempos pocos se atrevían a dar la cara por alguien acusado de pertenecer al bando republicano. 

Al final, «la saca» 

De nada sirvieron los ruegos. Joaquina y Julia fueron fusiladas, tal y como estaba previsto, el día 5 de agosto. 

Aquella noche calurosa despertaron sobresaltadas por el sonido de los cerrojos y los pasos de las funcionarias. Era un «ritual» que ya habían visto llevar a cabo con otras compañeras antes de su último viaje. La directora y su lugarteniente recorrían las dependencias buscando a aquellas que componían «la saca», la lista de las condenadas a muerte, «Las trece rosas», trece mujeres idealistas, la mitad de ellas menores de edad, la mayor, de 29 años. 

Juntas recorrieron los últimos metros de su vida. Primero, hacia la capilla de la prisión, donde se confesaron y escribieron cartas de despedida para las familias. Después, una a una, atravesaron la puerta de la cárcel para subir al viejo camión que las llevaría hacia su destino final. Eran las 4 y media de la mañana y en apenas 15 minutos recorrieron los 500 metros que las separaban del cementerio del Este. Allí se bajaron del camión y comprobaron sobre el muro del camposanto lo que hasta ese momento se habían negado a comprender. 

Puestas en línea sobre la pared, lo último que pudieron oír fue el estruendo de una descarga de balas sobre sus cuerpos cuando apenas comenzaba a despuntar el día. 

El resto tan sólo lo pudieron escuchar sus compañeras de encierro, que, desde Ventas, contaron los tiros de gracia con los que remataron a las jóvenes. Uno, dos, tres... hasta trece. «Las trece rosas» habían muerto. 

Sin embargo, el último deseo de una de ellas, Julia Conesa, se cumplió, a pesar de lo que hubiesen querido sus ejecutores. Se lo hacía saber a su madre en esa última misiva escrita antes de morir: «Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermano y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. (...) Que mi nombre no se borre en la historia».

La sobrina nieta de Julia, Constanza Paje, siempre lo supo, pese a que nunca pudo hacer preguntas: «Durante muchos años éste era un tema del que no se podía hablar. Equivalía a hablar de su muerte». Con el paso del tiempo, las preguntas van obteniendo respuestas teñidas de sufrimiento y de dignidad: «Es algo doloroso, injusto, que produce rabia y mucha impotencia. No había hecho nada malo. Por esto he visto llorar muchas veces a mi abuela». 

Este dolor y, sobre todo, el empeño de los propios familiares ha hecho que la última voluntad de Julia Conesa, que su nombre no se borre de la historia, se haya cumplido. 

Constanza asegura que todos estos detalles van saliendo a la luz «gracias al esfuerzo de algunas instituciones y de las propias familias, que no querían que esto se olvidase». 

¿Y el perdón? ¿Hay sitio para el perdón hacia aquellos que mataron a Julia, a Joaquina y a tantas otras?